Clasificación y comentarios |
- Austria. El austriaco Udo Jürgens, que iba al Festival por 3ª vez consecutiva, actuó en noveno lugar después de ocho mujeres solistas. Sentado al piano, cantó Merci, chérie (Gracias, querida), título francés para aumentar las posibilidades de gustar a los jurados, y ganó, doblando en puntos a la segunda clasificada. En once años es el tercer varón que gana el ESC y dio a Austria su única victoria hasta la fecha. Se quedó sin votos de ocho jurados (entre ellos, el alemán y los 4 escandinavos). Antes de repetir su canción, sólo dijo “Merci, jury”. Lo de cantar en alemán con título francés ya lo había experimentado sin tanta suerte Wynn Hopp en 1960 (Bonne nuit, ma chérie, por Alemania, 4º). La canción es una balada sobre el amor que se acaba, aunque pone el énfasis en la gratitud por la felicidad vivida. Jürgen Udo Bockelmann (1934, Klagenfurt) es el compositor no sólo de este tema sino de los dos que llevará los años siguientes y también del que cantará Karel Gott en 1968. Es autor de una novela autobiográfica titulada Der Mann mit dem fagott (El hombre del fagot).
- Suecia. La canción sueca, Nygammal vals (Nuevo viejo vals), cantada por el dúo mixto Lill Lindfors y Svante Thuresson relata con simpatía un viejo cuento sobre el campesino que cría cerdos y la remilgada princesa Cunigunda. Quedó en 2º lugar con 16 puntos, 15 de los cuales vinieron de los jurados danés, noruego y finlandés, todo ello entre abucheos de la sala. Suecia logró su mejor clasificación desde su debut en 1958 y sólo será superada ocho años después con la victoria de Abba. Lill Lindfors, que dejó claras sus dotes interpretativas, se hará una gran estrella en su país, en el mundo de la música, del cine y de la televisión. Será la presentadora del Festival de 1985 en Göteborg.
- Noruega. La noruega Åse Kleveland, de sólo 16 años, con aspecto folk (guitarra y un atuendo parecido a un pijama) cantó Intet er nytt under solen (Nada nuevo bajo el sol), un tema de Arne Bendiksen (el representante noruego de 1964) sobre la perenne desdicha de la condición humana. El jurado italiano le dio un 5, el español un 3. Bastante tiempo después, en los años ochenta, Åse se hizo ministra de Cultura de su país. En 1986 fue la presentadora del Festival celebrado en Bergen.
- Bélgica. Bélgica supera su larga mala racha y se coloca cuarta gracias a Tonia y su canción Un peu de poivre, un peu de sel (Un poco de pimienta, un poco de sal), muy en la línea de la ganadora del año anterior. Tonia, que había cantado las cuatro canciones de la selección belga, derrochó simpatía y desparpajo en la interpretación de su canción, una historia de enamorados con hechicera, pócimas y aguardiente. Cosechó el doble de puntos que sus cinco antecesores juntos. Hasta 1978 ésta será la mejor clasificación belga.
- Irlanda. Los mismos puntos (14) obtuvo Irlanda en su segunda participación, lo que unido al buen puesto del debut (6ª) parecen marcar la tendencia musical irlandesa en Eurovisión, casi siempre con melodiosas baladas. Dickie Rock cantó Come back to stay (Vuelve y quédate) en penúltimo lugar, justo delante de la otra canción en inglés, y contó con Noel Kelehan al frente de la orquesta, convertido hoy en todo un emblema eurovisivo. La canción irlandesa es una queja de amor y una súplica de regreso.
- Suiza. La suiza Madeleine Pascal puede servir para caracterizar el tipo de intérprete más visto en el escenario este año: la muchacha yeyé con peinado a lo France Gall. Su canción Ne vois-tu pas? (¿No lo ves?) se llevó 12 puntos y quedó 6ª. Es una evocación del primer amor de adolescencia.
- España. La primera aparición del español Raphael, con Yo soy aquél, se saldó con 9 puntos (5 de Portugal, 3 del Reino Unido y 1 de Yugoslavia) y el 7º lugar, la mejor clasificación española hasta la fecha. Viene a ser un retrato del enamorado devoto y ardiente. El cantante de Linares había ganado en 1962 el Festival de Benidorm con tan sólo 18 años. Raphael ya había concurrido a las preselecciones nacionales de 1962 y 1965 con los temas Perdona Otelo y Feriantes respectivamente. Se convirtió en una estrella mundialmente famosa y cuarenta años después sigue en activo.
- Yugoslavia. Nueve puntos también obtuvo la yugoslava Berta Ambroz con Brez besed (Sin palabras), otro tema de amor enfocado en este caso como vivencia furtiva. La canción, siete años después, será la base de una acusación de plagio contra el tema español de 1973, Eres tú. Berta murió a los 59 años en julio de 2003.
- Reino Unido. El Reino Unido, rey de los segundos puestos, sólo logró la 9ª posición con un Kenneth McKellar ataviado con falda escocesa y su canción A man without love (Un hombre sin amor), el peor puesto hasta la fecha de los británicos. Un hombre sin amor sólo es un hombre a medias, viene a decir la canción que tiene forma de balada. Kenneth ha cantado ópera y ha grabado numerosos álbumes de canciones escocesas.
- Alemania. Tras los dos ceros de los años precedentes, Alemania puso sus esperanzas en Margot Eskens que abrió la gala con su canción Die Zeiger der Uhr (Las agujas del reloj), una mirada nostálgica al inexorable paso del tiempo. Recibió 7 puntos (5 de ellos del jurado suizo) y quedó 10ª, empatada con las representantes de Luxemburgo y Finlandia.
- Luxemburgo. El país anfitrión presentó la balada Ce soir je t’attendais (Esta tarde te esperaba) que defendió la francesa Michele Torr, entonces una jovencita desconocida de 19 años. Su tema sobre el esperado regreso del enamorado enmarcada en una descripción hogareña teñida de cierta nostalgia, quizá no casaba bien con el aire pop que lució y sólo recibió 7 puntos, y porque el jurado sueco le dio su 5. Volverá once años después pero bajo bandera monegasca.
- Finlandia. También 7 puntos y el décimo lugar fue el resultado para la finlandesa Ann Christine Nyström, que interpretó con notable expresividad gestual una divertida sátira de los modernos donjuanes titulada Playboy.
- Portugal. Toda una figura de la canción portuguesa, Madalena Iglesias, representó a la TV de Portugal con una canción que gustó mucho al jurado español (le dio los 5 puntos), pero casi a ninguno más. Ele e ela (Él y ella), una alegre canción sobre el amor omnipresente de dos jóvenes, acabó decimotercera con 6 puntos.
- Dinamarca. Tras la victoria de 1963, Dinamarca no cosechó buenos resultados; tampoco este año, y ello provoca más de una década de ausencia. Ulla Pia, otra chica ye-yé de la noche, cantó Stop, ja stop-ja stop, mens legen er go (Stop, no vayas tan deprisa) acompañada de dos bailarines que aparecieron por el pasillo-escalera para marcarse un baile junto a la cantante que a ratos parecía un número de humor, y ellos unos maniquíes articulados. Con 4 puntitos vecinos quedó decimocuarta.
- Holanda. Milly Scott, primer intérprete de color, representó a Holanda con una canción dedicada a dos jóvenes mexicanos, Fernando en Philippo. Actuó acompañada de dos guitarristas vestidos de mexicanos con enormes sombreros y todo. Sólo la votaron irlandeses y británicos, sumó 2 puntos y quedó 15ª.
- Francia. La todopoderosa Francia quedó penúltima con un tema que contrastaba los modos de vida americano y europeo, Chez nous (En nuestro país), defendida por Dominique Walter sólo obtuvo un punto de Mónaco.
- Italia. Y empate en el último lugar. La tercera presencia de Domenico Modugno en el Festival se saldó con una nueva decepción, la peor de todas: quedó último y con 0 puntos. Esto le enfadó tanto que anunció que ni él ni ninguna de sus canciones volvería a participar en el Festival. Pero Dio come ti amo (Dios, cómo te amo) llegó a ser todo un clásico de la balada italiana. En el último ensayo general Domenico abandonó el escenario muy enfadado con la orquesta.
- Mónaco. Con Italia empató Mónaco, sin puntos. La selección de la canción monegasca tuvo un final principesco. Se dio un empate entre dos candidatas, la yugoslava Tereza y la célebre francesa Isabelle Aubret. Y fue la mismísima princesa Grace, miembro del jurado, quien hizo uso de su voto de calidad y decidió dar una oportunidad a la desconocida yugoslava. Pero Bien plus fort (Mucho más fuerte) no recibió ni un punto.
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